domingo, 17 de diciembre de 1995

Al ángel que tu fuiste

Tuviste una vida corta
pero intensa y llena de ternura,
fuiste feliz, pues no conociste de la vida
nada más que la parte buena.

Supiste ver en los ojos de tu madre,
que te adoraba y se desvivía por ti
la inmensidad y la grandeza de este mundo.

Sólo sabías dar amor sin intereses,
sin pedir nada a cambio,
tu familia que te rodeaba y te quería
tuvo la dicha que no tiene nadie
de gozar de su niño pequeño durante todos tus años.

Como privilegiado de Dios y ese ángel que fuiste
te reservo un lugar especial para tí,
no te has ido...
pues tu huella es tan profunda
que en tu familia, que te adoró
y en todos los que te quisimos
estarás fundido para siempre.