Una caja de galletas
armó una revolución
poniéndose muy coqueta
para la celebración.
De buena tinta sabía
que era exquisito manjar
del chico que años cumplía
y ella no debía faltar.
Dispusieronse a viajar
envueltas con gran cariño
para así poder alegrar
a ese pequeño gran niño.
Más ¡ay! que desilusión
sufrió la pobre criatura
vio una caja de cartón
al quitarle la envoltura.
Cosa igual no se esperaba
quedándose bien planchao
esto es una gamberrada
díjose muy sofocao.
Me las tendrán que pagar
más no las pobres galletas
quien me quiso a mi gastar
esta broma en “cuchufleta.”
No te enfades Vicentico
esa no es la solución
te decimos “abonico”
se hizo de corazón.
... Las hijas de Elena,
tres eran tres
y ninguna era buena.
lunes, 5 de noviembre de 2001
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