Leyendo yo el poema
de este anciano jubilado
quisiera tener mí mente
clara, lúcida y serena
y decirle convincente
quizás estés equivocado.
No te sientas marginado
tu bien puedes opinar
y dar consejo acertado
Los viejos sois un tesoro
dejado a la juventud
y en años acumulado.
La mano tú les darás
a esos nietos pequeñitos
y sí los podrás besar
y de cariño y ternura
contagiados quedarán
y no te habrán de olvidar.
Dices de tu hijo y tu nuera
que su cariño es escaso,
los juzgas a tu manera.
Ellos quizás bien quisieran
descubrirte a tí sus almas
y no les deja el trabajo.
Quizás en tu juventud
fuiste pobre y sin fortuna
y nunca pudiste ahorrar.
Que no te importe la cuna
ni aquel mísero jornal
si estás lúcido en tu edad.
Pasaste humillaciones
y años de cortedades
no tuviste diversiones
hiciste lo que hace un padre
llevar el pan a sus hijos
en tiempo de privaciones.
Pasea por el jardín
siempre mirando adelante
y tú no debes llorar
le darás gracias a Dios
por poder con tu callada
poco a poco pasear.
Nunca estorban los viejos
y existe mucha bondad
en el corazón humano;
hay que saberla buscar.
Indaga sólo un poquito
y pronto la encontrarás.
Sigue andando lentamente
echa tu mirada atrás
verás que hermosa es la vida
verás que llena que está
de muchas cosas pequeñas.
¡Cógelas...! y sigue tu caminar.
martes, 10 de diciembre de 1996
domingo, 1 de diciembre de 1996
¡Te esperamos!

Mansamente caes
casi no haces ruido
vienes con sigilo,
quedas en la tierra,
que ansiosa a tu llegada
te ha recibido.
casi no haces ruido
vienes con sigilo,
quedas en la tierra,
que ansiosa a tu llegada
te ha recibido.
Vienes te esperamos
siempre te han querido
nunca te desprecian
eres anhelada, eres deseada,
sin tí no se vive, se sueña contigo.
Si alguien quisiera,
que tú te olvidaras,
que tú nos dejaras,
que ya no vinieras,
porque otro tuviera intereses contigo,
no les hagas caso
dales al aviso,
que tú no te vendes,
que eres de todos,
que no te controlen,
que tienes tu sitio.
Eres ya más fuerte
me has comprendido,
sabes lo que sienten,
sabes lo que sufren plantas y racimos,
árboles y frutos,
montes y los rios que bajan ya secos,
pantanos que no han crecido,
y el alma que dentro
en nosostros, nos tiene encogidos.
Mansa te queremos
gozamos contigo, cuando
en las entrañas de esta tierra seca
pones la sustancia,
le das el alivio
a las plantas firmes
que en ella han crecido,
vienes y te quedas,
nunca te desbordes,
siempre con sigilo
que no hablen de tí,
que sólo la tierra gozará contigo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)