domingo, 17 de diciembre de 2000

Tía Dolores



Contemplo como se va transformando tu figura
el paso de los años y la lucha de la vida
van haciendo mella en tu alma.

Ese alma grande, comprensiva y abierta
va dejando al descubierto el lado
más humano de tu ser.




Tu ser... ¿quién eres tú...?
La persona que yo conocí hace años
la bondad de su cara, esa expresión suya
de disponibilidad para todo, de comprensión
siempre estaba allí, luchadora, alegre,
fiel. Contar con ella en todo momento,
su regazo abierto para derramar el alma
cuando las que bien la conocemos
agobiados sentíamos el alivio al contarle
a ella nuestras inquietudes.
Sí, van pasando los años
y sus ojos reflejan la fragilidad,
el quebranto de su salud.
Pero sigue siendo grande, comprensiva,
dispuesta a seguir dando a todos
lo mucho que lleva dentro,
alegre a pesar de todo,
de todo lo que de incertidumbre
tiene la vida, de todo lo que de cruel
e incomprensiva tiene en su encanto.
De todo lo que es
fugaz y pasajero
de toda la esencia
que desprende tu alma
de toda la riqueza
que has sabido darnos
a todos los que un día
tuvimos la gran dicha
de poder conocerte
igual que nos has dado
lo mejor de tu vida
sin echar nunca cuentas
de cuanto te ha costado
decimos con orgullo
que grande es nuestra suerte
que en lo bueno y en lo malo
hemos podido
contar contigo siempre.
Queremos que tú sepas
que aquí estaremos todos
dispuestos para darte
lo mejor de nosotros
que siempre te querremos
bendita tía Dolores,
y nunca te daremos tanto
como tú nos has dado.

Tío Lorenzo


Nadie ha tenido la suerte
pues toda nos ha tocado
de tener un tío Lorenzo
tan fetén y resalado.

Es nuestro tío Lorenzo
un tío valiente y bueno
un tío leal y noble
un tío gracioso y serio.

Fue una suerte conocerte
saber que entre los “narcisos”
había nacido un clavel
con un corazón de niño.

Siempre tú, tío Lorenzo
por muchos años que pasen
cuando nos hagamos viejos,
cuando la vida se acabe
quedará esa fragancia
que dan los buenos recuerdos
para siempre entre nosotros
quedará el tío Lorenzo.

Tía Ángeles

No corre tu sangre
por mis venas.
porque no naciste
del tronco de mi vida,
más sí por amor
fuiste adherida
a quien su sangre
si era sangre de la mía.

Mi tía eres
desde ese mismo instante,
antes de que yo
a este mundo viniera
y es para mí alegría
a ti quererte;
y es sosiego y placer
a ti escucharte.

Cuánta sabiduría,
y cuánto arrojo,
y cuán valiente
fuiste en la vida,
y qué felices
los años junto
al Tío Eulogio,
que ya se fue
y goza de la paz
al lado de los otros.

Que alegría tenerte
que alegría
poder contigo conversar
y hoy que cumples
muchos años
te quiero felicitar.
Y quisiera desearte
que cumplieras muchos más
así, como yo te veo,
así, como ahora mismo estas,
que pueda yo venir a visitarte,
que pueda yo seguir
gozando, del placer,
de poder contigo conversar.

Así, que cumplieras muchos años
y muchos, muchos más.

Te quiero.

domingo, 10 de diciembre de 2000

En silencio

En silencio,
en callada paciencia y soledades,
rodeada de amores y de historia,
de soles y sequedades.

Alegrías las hubieron,
en trajines de la vida cotidiana,
de los hijos paridos,
criados y crecidos,
en la tierra que cuidaban.

Ellos pasaron
y dejaron muy profundas
las raíces, que crecieron
a fuerza de sudor
de sangre y lágrimas.

Mas se ciernen nubarrones
y la tierra ya sin jugo se desangra;
y las piedras centenarias se resisten.

Y a pesar de la angustia
que no cesa,
se halla siempre
un resquicio de esperanza.

Y la tierra tiene ganas
de romper las ataduras
que la oprimen,
qué revienten en frescura
dando verdes luminosos
y preñez en abundancia,
qué la vida de estos lares
no sucumba,
que de ellos fue heredada.

De los padres que pasaron,
y pasaron al abrigo
de estas piedras centenarias,
que hoy gozamos,
trabajamos y queremos...
y sufrimos.

Y anhelamos alegrías,
que las hubo,
en trajines de la vida cotidiana.