Cada vez que nos veíamos, primo Manuel,
sentíamos el cariño que nos unía
una palabra y aquel beso, ¡Qué alegría!
Porque el amor de unos primos muy grande es.
Hermoso fue aquel tiempo y aquella vida,
tú lo llenabas todo, de ello doy fe,
hacías grande lo pequeño con tu saber
y el conversar ameno que sostenías.
Ya no disfruto de tu grata presencia
porque Dios ha querido tenerte a tí,
pero nos has dejado tanta esencia
que nunca, nunca dejarás de existir.
Aquí tú estarás siempre y no habrá ausencia,
tu recuerdo nunca se podrá extinguir.
domingo, 19 de febrero de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario