sábado, 1 de julio de 2006

Un nuevo día

Sentada en el poyato de la puerta
contemplo la mañana silenciosa,
neblinas que en el cielo desperezan
y al horizonte envuelven con figuras misteriosas.

Las luces del castillo se disipan
y emerge poco a poco su silueta,
reflejos rojecinos se divisan
descubriendo su perfil y su grandeza.

El rojo astro ilumina el nuevo día
y nos trae con su luz nueva esperanza,
regalo de los cielos a la vida
que envuelve nuestro afán y nos alcanza.

Ya cada uno se afana en su tarea,
dispuesto a disfrutar sus ilusiones, esperanzas,
y proyectos nos esperan
que nos llenan y calman ambiciones.

Cada día es el comienzo de la vida,
de la vida que tú abrazas con tus manos,
disfruta los momentos y ataja las fatigas
que después de la jornada está el descanso.

El día que amaneció ya se ha extinguido,
el sol se ha ocultado y es noche puesta,
cumplida tu misión descansa bien tranquilo
que mañana te espero en el poyato de la puerta.

La casa del Puertecico
Las Rubializas
Verano de 2006

domingo, 1 de enero de 2006

Canto Jubilar


Año Jubilar al Cristo Amarrado,
año de alegría, de esperanza y de amor.
Somos peregrinos y a ti caminamos,
Señor, te imploramos tu gracia y perdón.

Tus manos atadas, tu cuerpo azotado
humillado y triste, transmites amor.
Señor, aquí estamos, Jesús, para amarte,
postrados y humildes, rendidos, Señor.

Perdón te pedimos porque hemos pecado
y hemos olvidado que Tú eres Amor.
Queremos contigo estar apresados,
y a tu alma atrapados, por siempre, Señor.

A Ti, suplicamos, Oh Cristo Amarrado,
que impere el amor en el mundo, Señor.
Qué todas las razas seamos hermanas
y vivamos unidas en torno a tu amor.

Qué sea tu columna firmeza y aliento
y en ella inspirados vengamos a orar.
Jumilla te sigue, Oh Cristo Amarrado,
y los jumillanos te saben amar.

Bendice a Jumilla y a los peregrinos
que hoy te imploran perdón y piedad.
Danos Tú, la fuerza, Oh Cristo Amarrado,
para construir en el mundo la paz.

domingo, 25 de diciembre de 2005

Nana

Airecillos de Belén,
quedito soplad,
despacito corred.

Dormidito mi niño
reposa en la cuna,
y llora si hacéis
ruidito al soplar.

Quedito, pausado,
venid a adorarle,
bajito cantadle,
no le despertéis.

Que mi niño duerme,
que mi niño es Rey,
es Rey de reyes,
mi niño, mi bien.

Airecillos de Belén,
quedito soplad,
despacito corred.

Que mi niño duerme,
que mi niño es Rey,
es Rey de reyes,
nacido en Belén.

Airecillos, airecillos,
airecillos de Belén,
quedito soplad,
despacito corred,
así, así, así…

sábado, 1 de octubre de 2005

Oda a la cebolla

Te has criado y nacido
bajo la luna,
arropada en capitas
de seda pura.

Cortadita en mil cachos
te han preparado,
impregnando el ambiente
de duelo y llanto.

Tu dulzura disfrutan
los paladares,
envuelta entre colores
aliño y sales.

Y también morenita
te han transformado
los cien rayos ardientes
de fuego y brazos.

Pochadita en el fondo
siempre has triunfado,
en sencillos ambientes
y costosos platos.

Redondita naciste
y te han partido
para mostrar al mundo
tu aroma y brillo.

Si efímera es tu vida,
también es regia,
porque tú en la cocina,
Eres La Reina.

domingo, 1 de mayo de 2005

Domingo de romería



“Quiero irme a la romería pero este año
mi madre no puede.”





De la mano de mi madre
vengo hoy a despedirte,
llevo un falda plisada,
una chaqueta amarilla,
un suéter de manga corta,
zapatos y calcetines.

El Cristo se va al monte,
en San Agustín le despido
y le digo: “A otro año me iré
a Santa Ana contigo.”

De la mano de mi madre
feliz y tranquila vuelvo.
Es que tengo nueve años
y brilla el sol en el cielo.

He ido a ver a mi abuela,
la calle estaba vacía
porque hoy es Domingo,
Domingo de Romería.

Mayo de 1956

jueves, 1 de julio de 2004

Musicos en el cielo

Pedro Ángel.
Ana.
Francisco José
y Antonio.


Marchasteis a ese lugar
donde infinito es el tiempo
y aquí se quedaron grabados
vuestros sublimes momentos.

Boquillas y cañas callaron,
vibraron acordes bellos,
se vistió el aire de añoranza
y fuerte gritó el silencio.

¡Demasiado amor,
demasiado fuego!

Y la música sigue sonando,
llenando de amor el cielo,
brota de ella la esperanza y
la vida, que es Dios, está en ellos.

martes, 1 de junio de 2004

Jumilla, mi pueblo

Bajo la sombra de su castillo
está mi pueblo, que vigilante se alza
majestuoso sobre su cerro,
en sus laderas, sus casas-cuevas
bien adosadas, sus calles rectas y paralelas,
y nos protege su hermoso cielo.


De gentes sencillas y acogedoras,
de insignes músicos, grandes poetas,
tierra de escritores y de artesanos,
doctores, bailarines, pintores
y deportistas, juventud sana,
como su vino, como un Jumilla.

De amplios bancales de viñas firmes,
recios olivos, bellos frutales,
escasas lluvias y fuertes aires,
terruño amable y de torrenteras,
cuando sus cielos se tornan grises
truenan con furia y de par se abren.

De casas nobles y señoriales,
hermosas plazas, bellos jardines

con lindas fuentes, sus avenidas y vivos barrios,
fiestas de luces y de alegría,
grandes desfiles, bellas imágenes,
bandas de música, voces corales
y un recoleto teatro Vico


que es una joya de vida y arte.

Los campanarios de sus iglesias,
sus residencias y sus capillas,
y allá en Santa Ana nuestra Abuelica
con el Picacho y el Amarrado,
el monasterio y las gambonitas.

Jumilla y su rica gastronomía,
que bien te ofrecen sus restaurantes,
sus coquetonas cafeterías, hoteles nobles
y gratos bares, Jumilla es rica en comercio libre, supermercados, panaderías, dulces caseros y acogedoras tiendas de calle.

Lo que es más noble y tradicional
donde hay bullicio y de todo encuentras: frutas, verduras, carnes, pescados, ropas, adornos, dulces, salados, zapatos nuevos, pollos asados, los encurtidos, las palomitas y los torrados, huevos, macetas, ollas, cacharros, ajos y especias, y todo ello bien pregonado,
se apañan tratos, aparecen gangas, todo se vende, todo barato y envuelto siempre en aires de fiesta, los días martes en su mercado.

Yo en ti he nacido, tú me criaste,
me has empapado de tus esencias
me has recubierto de tu linaje,
de aquí mis padres, también mi hermano, abuelos, tíos y primos, antepasados
mi esposo e hijos, yernos y nueras, mis nietos, todos mi sangre.

Yo te venero pueblo querido,
bajo tu cielo puedo soñarte,
sobre tu suelo voy caminando
y tengo al Cristo para rezarle,
y cuando acabe ya mi existencia
aquí en tu seno quiero quedarme.